miércoles, 16 de diciembre de 2015

Aún estoy.

Tengo la luz encendida,
por si regresas,
sepas que aún estoy;
y si no lo haces,
para que no me ataque
el temor en la oscuridad.

Tuve la osadía
de correrte de mi vida
aunque sigas aquí metido.

Pues, no es lo mismo amarte
mientras te extraño
que extrañarte
mientras te amaba.

Y, ahora,
me envuelvo en sábanas,
no sé si para soñarte
o para huir del mundo
que me recuerdas.

Tengo la luz encendida
para que no llegue la noche,
para no deshacerme en soledad,
para no esperarte llegar.

Quiero tanto que regreses
como quiero que te marches
para siempre.
Pues, el orgullo roto
no te acepta de vuelta.
Y, la esperanza, ciega,
aún te cree perfecto.

No es que no pueda vivir sin ti,
es que cuando estabas
despertaba y sonreía,
caminaba en alegría
y los días se pasaban
como estrella fugaz en el cielo.

Tan perfecto mi mundo,
que no me di cuenta
que el tuyo se desbarataba
en mi cama
mientras compartíamos el alma.

Tengo la luz encendida
porque contrae mis pupilas
y cierra la ventana
a toda la poesía
que está allí escrita
y a ti pertenecía.

Tengo la luz encendida
porque nadie quiere la noche
cuando la descubrió,
en compañía,
como la mejor parte del día.

Tengo la luz encendida
pero, las puertas cerradas,
las persianas bajadas
y las llaves escondidas,
por si regresas,
sepas que aún estoy,
pero que ya no tienes
entrada.

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me gustó mucho, deberías subir entradas más seguido.
    Un abrazo.
    HD

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  3. Humberto, siempre un orgullo que me leas. ¡Gracias!
    Trabajo en un corto que deseo subir.
    Un abrazo para ti.

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  4. Humberto, siempre un orgullo que me leas. ¡Gracias!
    Trabajo en un corto que deseo subir.
    Un abrazo para ti.

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