Un mundo oscuro y de perdición.
Unos besos limpios y apasionados.
Unos actos sucios y desvergonzados.
Unos abrazos fuertes y esperanzados.
Así se contradecía tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo, todo era claro y limpio.
En el tuyo, todo era oscuro y sucio.
Mi cama te llenaba de caricias; tú cama me llenaba de dolor.
Pero, ahí, seguía yo.
Un mundo triste y desolado.
Unos besos dulces, acaramelados.
Unos actos vacíos y sin razón.
Unos abrazos llenos
de ilusión.
Así se contradecía tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo había sonrisas y claridad.
En el tuyo, había llanto y destrucción.
Mis manos te tocaban suavemente; tu lengua me traicionaba
sin razón.
Pero, ahí, seguía yo.
Un mundo vacío y doloroso.
Unos besos sonrientes y entregados.
Unos actos crueles y despiadados.
Unos abrazos que hacían olvidar el pasado.
Así se contradecía tu mundo cuando estaba en el mío.
En mi mundo había esperanza
y pasión.
En el tuyo, había dolor y desesperación.
Mis sentimientos se llenaban de ti; tú, ni siquiera, te
acordabas de mí.
Y, aún así, yo seguí.
Un mundo de engaño y agotado.
Unos besos que ya no me llenaban tanto.
Unos actos sin sueños, sin futuro.
Unos abrazos que ya dejaban colar lo oscuro.
Así empecé a sentir tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo ahora había dolor y desesperación.
En el tuyo, no había nada, ni estaba yo.
El cuerpo me dolía de tanta indecisión, tu cuerpo se alejaba
y se acercaba sin razón.
Un mundo de mentiras y arrebatos.
Unos besos que me empezaron a dar asco.
Unos actos desatinados y falsos.
Unos abrazos que me ahogaban en llanto.
Así sentía tu mundo cuando estaba en el mío.
Mi mundo se volvió oscuro y sin sabor.
Tu mundo seguía siendo el mismo como si no hubiese estado
yo.
Los recuerdos me atormentaban y olvidarte no me dejaban: la
tristeza me invadió.
Un mundo de tormentos y recuerdos.
Unos besos ausentes y de color negro.
Unos actos estúpidos y sin control.
Unos abrazos que ya no quería yo.
Así se volvió mi mundo cuando del tuyo salió.
Mi mundo con miedo y desgarrado.
Tu mundo, ¡qué sé yo!
El recuerdo amargo de estar a tu lado, me manchó. Tú mundo
le quitó al mío el color.