martes, 24 de abril de 2012

Dos mundos sin color


Un mundo oscuro y de perdición.
Unos besos limpios y apasionados.
Unos actos sucios y desvergonzados.
Unos abrazos fuertes y esperanzados.

Así se contradecía tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo, todo era claro y limpio.
En el tuyo, todo era oscuro y sucio.
Mi cama te llenaba de caricias; tú cama me llenaba de dolor.
Pero, ahí, seguía yo.

Un mundo triste y desolado.
Unos besos dulces, acaramelados.
Unos actos vacíos y sin razón.
Unos abrazos  llenos de ilusión.

Así se contradecía tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo había sonrisas y claridad.
En el tuyo, había llanto y destrucción.
Mis manos te tocaban suavemente; tu lengua me traicionaba sin razón.
Pero, ahí, seguía yo.

Un mundo vacío y doloroso.
Unos besos sonrientes y entregados.
Unos actos crueles y despiadados.
Unos abrazos que hacían olvidar el pasado.

Así se contradecía tu mundo cuando estaba en el mío.
En mi mundo había esperanza  y pasión.
En el tuyo, había dolor y desesperación.
Mis sentimientos se llenaban de ti; tú, ni siquiera, te acordabas de mí.
Y, aún así, yo seguí.

Un mundo de engaño y agotado.
Unos besos que ya no me llenaban tanto.
Unos actos sin sueños, sin futuro.
Unos abrazos que ya dejaban colar lo oscuro.

Así empecé a sentir tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo ahora había dolor y desesperación.
En el tuyo, no había nada, ni estaba yo.
El cuerpo me dolía de tanta indecisión, tu cuerpo se alejaba y se acercaba sin razón.

Un mundo de mentiras y arrebatos.
Unos besos que me empezaron a dar asco.
Unos actos desatinados y falsos.
Unos abrazos que me ahogaban en llanto.

Así sentía tu mundo cuando estaba en el mío.
Mi mundo se volvió oscuro y sin sabor.
Tu mundo seguía siendo el mismo como si no hubiese estado yo.
Los recuerdos me atormentaban y olvidarte no me dejaban: la tristeza me invadió.

Un mundo de tormentos y recuerdos.
Unos besos ausentes y de color negro.
Unos actos estúpidos y sin control.
Unos abrazos que ya no quería yo.

Así se volvió mi mundo cuando del tuyo salió.
Mi mundo con miedo y desgarrado.
Tu mundo, ¡qué sé yo!
El recuerdo amargo de estar a tu lado, me manchó. Tú mundo le quitó al mío el color.

Presa Perdida.


La figura de un diálogo que nunca se lleva a cabo porque sólo ocurre en mi imaginación.
La insistencia de mi cuerpo en expresarte lo que siento.
La insistencia de mi orgullo en guardar todo por dentro.
Esas ganas que carcomen, que me absorben, no liberan.
Esa nieve que me viste aún cuando me besas.
Ese fuego que hay debajo y que a escondidas me quema.

Las palabras revolotean en mi cabeza como si aves fueran.
Y las mariposas en mi estómago se estrellan.
Los latidos, como siempre, se aceleran.
Esos besos que sin respiración me dejan, me atormentan.
Esas ganas de abrazarte y dejarte que me quieras.
Ese miedo que me frena.

Los encuentros matutinos con tu cara en mi cabeza.
Y la espera a que te salgas por la noche, dormir no me deja.
Recurro a un par de cervezas.
Esas ganas de gritarte que desaparezcas.
Esos brazos que me amarran a la fuerza.
Esa debilidad que me invade cuando me rodeas.

La esperanza de olvidarte se me aleja.
Y los besos a tu cuerpo más me pegan.
No tengo fuerzas, soy tu presa.
Esas ganas de quererte no me dejan.
Esas caricias que me dejan indefensa.
Esa boca que me calla, me perdí en su maleza.

domingo, 22 de abril de 2012

Recuerdos.

Esos días...
En los que solíamos caminar,
tomados de la mano,
por cualquier lugar.

Esas horas...
que solíamos pasar,
comiéndonos a besos,
en mi sofá.

Esas tardes...
En las que solíamos mirar,
el brillo de los árboles
y la gente pasar.

Esas noches...
En las que solíamos hablar,
solamente abrazándonos
y sin despertar.

Esos besos...
Que nos solíamos dar,
sin separar nuestros labios,
sin respirar.

Esas sonrisas...
Que me solías regalar,
iluminando tu rostro,
cegando mi racionalidad.

Esas caricias...
Que nos solíamos dar,
quemando nuestras pieles,
haciéndonos sudar.

Esas letras...
Que nos solíamos escribir,
contando nuestros secretos,
haciéndonos reír.

Esas manos...
Que se solían encontrar,
cuando el contacto visual
se cansaba de tocar.

Esos amaneceres...
En los que solíamos despertar,
tomados de la mano
y envueltos entre las sábanas.

Esos días...
Esos besos...
Esas letras...
Que no vuelven más.

Esas noches...
Esas caricias...
Esos recuerdos...
Que en recuerdos, se quedarán.

Como tú, como yo.


Como una estatua; sin expresiones, sin sentimientos.
Como una roca; fría y dura.
Como la lluvia; que moja y luego enferma.
Como el frío; que toca y quema.

Como una niña; ilusa, ingenua.
Como un juguete; con el juegas.
Como un enfermo; de muerte lenta.
Como yo; quien te ama a ciegas.

Como un reloj; cuento el tiempo que te quedas.
Como el agua; corres y te liberas.
Como una espada; atacas y esperas.
Como una tonta; pido clemencia.

Como un libro; interesante y sin final feliz.
Como mis letras; vacías de ti.
Como la música; que no escucha un sordo.
Como el atardecer; que no ve un ciego.

Como un poeta; sin lápiz, sin letras.
Como un ave; encerrada y en un balcón.
Como una piel; que no siente nada.
Como una sonrisa; que nunca se dibujó.

Como la noche; oscura y sin estrellas.
Como el cáncer; eterno dolor.
Como el amor; sin ser correspondido.
Como una flor; que se marchitó.

Como un horizonte; sin Norte, sin dirección.
Como un barco; sin océano, sin timón.
Como el viento; sin que roce mis mejillas.
Como tú; sin corazón.

Como un amanecer; en diferentes camas.
Como una canción; sin letra, de los dos.
Como una esfera; gira a mí alrededor.
Como un perro fiel; le espero yo.

Como un árbol; sin ti, sin hojas.
Como un perfume; sin tu olor.
Como un papagayo; libre y en otros brazos.
Como una lágrima; me corro yo.

Como el invierno; que azota y clama.
Como la primavera; que no llegó.
Como una historia; en otra cama.
Como una comida; sin sazón.

Como una mariposa; sin colores.
Como un juego; sin diversión.
Como el engaño; que hiere y mata.
Como tú, como yo.

jueves, 19 de abril de 2012

¿Cómo?


Atrapada en la redes de la histeria y tu belleza.
¿Cómo finjo indiferencia si quererte  no me dejas?
Hasta las frases trilladas me parecen perfectas.
Si te miro, todas calzan como piezas.
Las canciones me recuerdan tu presencia.
¿Cómo me acostumbro a tu ausencia si te tengo siempre en mi cabeza?
Busco libros, busco cuentos que me ayuden a decirte lo que siento.
Balbuceo estupideces todo el tiempo.
¿Cómo digo lo que siento si al mirarte quiero un beso?

Desquiciada, con preguntas sin respuestas.
¿Cómo pienso si contigo sólo sueño?
Si en los cuentos de princesas no creía,
Ahora quiero que aparezcan.
Que me llenen la cabeza de apariencias.
¿Cómo te hago mentira para que la realidad no me duela?
Entre más me alejo, a ti más me acerco.
Juego con fuego. No voy a salir ilesa.
¿Cómo me defiendo cuando tu boca me besa?

Ciega, entre palabras de mentiras.
¿Cómo dejo de creerte si me mientes con caricias?
Si la piel me la arrancara y los labios me cortara,
Dejaría de creerte y tu juego se haría trizas.
Moriría la princesa, tu historia sería cenizas.
¿Cómo encuentro la malicia para matar esta fantasía?
Repertorio de manías que me ata a tu apatía.
Nunca pierdo, nunca gano, sólo vivo tus mentiras.
¿Cómo invento otro cuento que me enseñe otros besos?

Si quererte sólo quiero aunque me duela la cabeza.
¿Cómo dejo de extrañarte y te convenzo de que vuelvas?
Si te vas cuando te creo y regresas si me alejas.
Es el juego más perfecto, el tenerme entre tus dedos.
Entre espadas y paredes; sin respuestas.
¿Cómo dejo de quererte y que me quieras con certeza?
Sometida por tus besos y mentiras.
Me pierdo entre las sábanas buscando tus caricias.
¿Cómo pierdo tu reflejo en el espejo si yo misma ni me veo?