viernes, 26 de diciembre de 2014

Historias de Vida

Hay historias geniales y abominables,
historias que como empiezan terminan,
que como dan vida, la quitan.
Te sientas, te paras, te acuestas
te cansas y nunca descansas.
Te agobian, te ahorcan, te hieren,
te vas pero te retienen.
Sin lugar, sin espacio, sin cielo,
sin nada que de consuelo,
devanan los sesos, carcomen los huesos.

Hay historias hermosas que desvanecen,
historias que van y vuelven,
que nunca van de frente.
Las gritas, las callas, te atrapan,
te sueltan y te destapan.
Las vives, las tienes, te quieren,
te matan a ver si sientes.
De tristezas, dolores y desvelos,
minadas de desconsuelo,
te amarran sin darte vuelo.

Hay historias que como empiezan terminan,
así que no esperes mucho si son de vida,
que la vida no es muy justa que se diga,
y lo que más quieres, más rápido termina.




Gajo de Amor

Si lo negro fuera blanco
y la risa fuera el llanto
yo sería el nervio
que te da el maltrato.

Si lo claro fuera oscuro
y lo suave fuera duro
yo sería el mundo
que te deja impuro.

Si la salida fuera la entrada
y la histeria fuera calmada
yo sería el arma
que te mata en cada calada.

Pero...

Ni adentro es afuera
ni encima es debajo;
no se habla a destajo
ni satisface un gajo.

Igual.

Como una muerte sin vida.
como una oscura creciente,
como una cama vacía;
pasan los días sin verte.

Como sombras sin siluetas,
como risas sin sonido,
como mortal pirueta;
pasan los días contigo.

Como un huracán implacable,
como un amor sin frenesí,
como una tormenta interminable;
pasan los días sin ti.

Como un invierno sin frío,
como un golpe azulado,
como un recuerdo atormentado;
pasan los días a tu lado.

Como un pecho descosido,
como balas en el alma,
como un animal herido;
paso los días que cazan.

Como un ciego buscando nido,
como nube en un cielo frío,
como corriente sin río,
como yo contigo.

Como una viva tortura,
como tener una esclava,
como avivar la tristeza,
como tú me amas. 

Como todos los días,
que se repiten sin gracia;
y es que contigo o sin ti,
igual nunca hay calma.


jueves, 18 de septiembre de 2014

Me recuerdas.

Me recuerdas lo que nunca he vivido,
lo que nunca he soñado,
lo que nunca he sentido,
lo que nunca he amado.

Me recuerdas lo mejor que no he sido,
lo peor que he dejado,
lo que nunca he encontrado,
lo que nunca he buscado.

Me recuerdas sonrisas,
ratos gratos,
días soleados,
un vino añejado.

Me recuerdas mi reflejo en tus ojos,
un gemido sincero,
un amor sin complejos, 
unos brazos con cielo.

Me recuerdas que te anhelo,
que si te pierdo muero,
que a tus brazos pertenezco,
que contigo crezco.

Pero, sobretodo me recuerdas que a mi lado te tengo.

jueves, 14 de agosto de 2014

Dear Nobody

En ocasiones, quisiera que mis pensamientos flotaran entre los tuyos. Sobretodo, cuando rememoro incesantemente el resplandor de cada recuerdo a tu lado. Estoy, de alguna manera, persuadida por el sentimiento -incomprensible, para el resto del mundo- que embebe mi existir; un sentimiento que se ramifica y finaliza únicamente en ti, de algún modo fatal y mágico.

A veces, tiemblo y me crispo, reviviendo tus besos en mi cuerpo. Sobretodo, en esos días lluviosos, cuando tus brazos se hacen dolorosamente necesarios para sobrevivir. Reservo miles de emociones del mismo tipo en mi memoria, sólo para usarlas en caso de que me faltes; y reservo otras más, que sueño volver a vivir a tu lado. Hay un cierto movimiento letárgico que he logrado capturar cuando inclino mi cabeza pensando en ti, siempre de modo involuntario; como si una misteriosa pócima tomara control de ella. 

De tanto imaginarte, la figura de tu rostro parece huir de mí como una ráfaga de viento. Pero, los detalles que guardo de ti, son minuciosos e intensos y me apartan inevitablemente de la realidad. Te pienso rayando un límite decorosamente delicado, y es que tu encantadora belleza me embriaga con sorpresiva facilidad. 

Mi cuerpo, está aún lleno de la sensación de tu suave piel rozando la mía; y un caos punzante bulle en mi interior desatando un deseo incontrolable y envolviendo mi corazón henchido de ti. El milagro que ansiaba silenciosamente, en los más profundo de mis ilusiones, ocurrió en el momento en que me entregué a tus brazos; y como por arte de magia un formidable y centelleante sentimiento se apoderó de mi presente y mi futuro; ayudado por el dulce y tenue sonido de tu voz que traspasa mis oídos, tocando todos mis sentidos y envolviendo mi consciencia a tu favor.

Súbitamente invadida y atravesada por tu amor, me suspendo entre los días y las noches, como un niño sobre la verde grama tomando el sol. E inevitablemente crezco a tu lado, en un mundo brillante, de paisajes hermosos y rostros sonrientes. Impelida, por una fuerza irresistible, mi inclino a ofrecértelo todo, mi corazón, mis entrañas, mi vida entera y apaciguada por tu dulce olor. Y mis sentidos parecen llegar al borde que los limita, bajo una repentina y constante agitación que se desborda dejando mi cuerpo dolorido tras la tensión de la pasión contenida. 

Como consecuencia de este insólito y maravilloso amor, me veo arrastrada por un hechizo irrompible y dependiente de ti. Tan genuino e intuitivo que me encuentro, innegablemente, incapaz de rehusarme a entregarte mi vida; aún cuando el sentimiento abruma mi mente y enmaraña mi orgullo sin razón, siempre sé, con infinita certeza, que a tu lado deslumbro y estremezco mis sentidos, los de mejor condición y por eso, allí es donde pertenezco yo.

martes, 5 de agosto de 2014

Mis días.

Despertarse y recordar el vacío.
La noche, mientras duermo, es calmada y sobrevivo; aunque con un par de pesadillas.
Pero, al tomar consciencia, en la mañana, de que ya no estás y que nuevamente algo está mal, regresa súbitamente el vacío,  la tristeza,  el dolor en el pecho y las ganas de llorar.
¿Tan difícil es estar bien?
Lucho desesperadamente por sobrellevar ése paroxismo que deja mi mente petrificada.
Los mareos se apoderan de mí y el terror de tu ausencia me hace vomitar.
En el inexistente control de mis emociones, lloro desconsoladamente.

Las horas pasan con vértigo incluido.
Un desconocimiento total de mis acciones y de la vida me permite "vivir"; aunque parece más una agonía.
A veces, sólo me recuesto en mi cama y espero, entre la oscuridad del día, que el dolor se disipe o acabe de una vez con esta miserable vida.
Mirando el reloj recuerdo que, a tu lado, las horas pasaban como segundos; y ahora pesan como si fuesen cada una un día.
¿Por qué no regresas?
Busco excusas en mi cabeza para pedirte que vuelvas pero imaginar la negativa de tu respuesta me paraliza y sólo puedo empezar a llorar como si fuese una niña más.
No estás. Te has ido. No regresarás.

Un montón de trastes y ropa sucia me hacen compañía.
Un par de trozos de pizza se envejecen en el piso y un vaso de agua se va oscureciendo en la mesilla.
Me escondo de mis amigos para que no vean la miseria en la que me has dejado y respondo sus mensajes con una elocuente excusa para evitar preguntas o insinuaciones de compañía.
Así van pasando los días y, aunque espere lo contrario, va aumentando la agonía.
De repente,  una inesperada necesidad me hace marcar tu número en mi teléfono y chocar con tu voz en la contestadora;  puedo soñar que estás,  por un momento.
E inevitablemente te cuento todo lo que estoy haciendo;  me excuso y te digo que recogeré los trastes y botaré la comida para que cuando regreses no me encuentres tan perdida.

Recojo un par de cosas movida por tu contestadora.
Me engaño diciéndome que hablamos y que debo mejorar el estado de la habitación.
No miento, ordeno un par de cosas y limpio algunas otras. Pero, una voz maligna me recuerda que es una mentira; que nunca escuchaste mi agonía y no regresarás ningún día.
Contrario a la primera emoción, destruyo algunas cosas de nuestra habitación; mis favoritas con más intensidad y las que me recuerdan a ti con tanta fuerza como si así te pudiera olvidar.
No me queda más remedio que volver a la cama, más dolida, más cansada y con las manos lastimadas.

En la ineludible realidad de tu ausencia,  los días pasan como los describí, con mucha frecuencia.
Aunque, a veces, con un par de cervezas vienes, y a mi lado, te acuestas. Siento tu brazo adormeciendo parte de mi cuerpo y es tu misma voz quien me susurra:
Levántate y come. Haz la cama y ordena este desorden; vuelve a ser tú que así te extraño más.
Despertando te prometo arreglar mi vida y no decepcionarte más; pero luego sólo te reclamo que ya no estás. Te has ido para no regresar y pretendes que yo siga igual. Termino pidiéndote que me dejes en paz.
Me acuesto a aguardar por mi muerte; esperando así alcanzarte allá dónde tú estás.

miércoles, 23 de julio de 2014

No es igual

La almohada no se siente igual.
No tiene tu calor, ni acalambra mi cuerpo con tu peso.
No importaba que doliera un poco.
Dormía mejor así.

La ropa queda pesada en mi cuerpo.
Pero, sin ella, siento más la soledad.
A veces, me rompías alguna prenda por tu afán.
Me gustaba más como tú me la solías quitar.

El espacio se reduce por los trastes y la ropa sucia.
Eras tú quién solía limpiar.
No importaba que cambiaras mis cosas de lugar.
Vivía en paz.

La música no suena igual.
Está llena de tristeza y soledad.
A veces, cantabas mal. 
Así me gustaba más.

Sin embargo, la cama sigue igual.
Tu espacio está intacto y vacío.
A veces, siento que te puedo abrazar.
Aunque despierto y no alcanzo a saludar.




lunes, 21 de julio de 2014

Vida

Mis sueños se hacen perfectos en tus brazos
y mi vida precisa cuando amanezco con tu sonrisa.

Respirar tu olor le da vida a mis días
y, rozar tu piel es, a mi alma, una caricia.

Contigo, los días son la felicidad escrita.
Insisto, ¿por qué no te quedas en mí, vida?

lunes, 30 de junio de 2014

Lo prohibido.

Tócame.
Para sentir que estoy viva.
Son tus caricias los recuerdos de mi vida.
Mientras vivo en tu ausencia la agonía.

Bésame.
Para sentir lo dulce de tu saliva.
Tu ausencia son lágrimas saladas muriendo en mi mejilla.
Mientras tu recuerdo corta como hojilla.
                                                        
Mírame.
Para sentir que aún existo.
Mi reflejo en tus ojos no es el mismo en un espejo visto.           
Mientras, para ti me desvisto.    

Sonríeme.
Para sentir  que no estoy hecha trizas.
Tu sonrisa es una dulce caricia que no es mía pero eriza.
Mientras me deshago como caliza.

Ámame.
Para sentir que respiro tu aliento helado.
Eres mi calor más anhelado. 
Mientras me dejas a un lado.

Víveme.
Para sentir que yo vivo.
Sin ti, el cielo sólo llueve y no sobrevivo.
Mientras le pido morir aunque esté prohibido. 

domingo, 23 de marzo de 2014

Rutina

Me canso de luchar contra tu recuerdo.
Me dejo soñar que aún estás cerca y que te puedo tocar.
Me abandono en fantasías de una vida compartida contigo en mi cabeza. 
Y, sin darme cuenta, los días pasan contigo en ellos, aunque sin ti.
Si te pienso mucho tal vez aparezcas en mi realidad.
Sería entonces cuando toque la felicidad en vez de imaginar.
Por muy absurdo que parezca,   despierta despierto.
Y entonces me ahogo entre las lágrimas de tu recuerdo.  
Día tras día repito la rutina.
Y en la noche cuando despierto me siento vacía.
Cierro mis ojos para dormir,  esperando no soñar contigo.
Y es que despierta sueño que estas conmigo pero dormida veo como te vas por otro camino.
Agotada de soñarte llega el domingo y mañana lunes despertaré soñando contigo.