Letras y unas adicciones más
No es un diario de confesiones. Son historias que nacen cuando estoy en coma y en estado vegetal. No me creas, no te dejes engañar.
sábado, 18 de marzo de 2017
Límite Horizontal.
entre tu piel y mi felicidad
que parece juntarse
justo como el cielo y el mar
durante una puesta de sol
mientras éste traspone el horizonte.
Existe un límite
entre tu dulzura y mi lujuria
cuando se enlazan
como las partes de una estructura
antes de ser sacudida
por la violenta fuerza de la naturaleza.
Existe un límite
entre mi estabilidad y el mareo
que parece arrebatarme el suelo
como si éste fuera el mar
atestado de olas
justo cuando te veo.
Existe un límite
entre el miedo y mi valentía
que desaparece
con la hazaña heroica
de tu sonrisa
en el instante en que me miras.
Existe un límite
entre tú y yo
como si juntos
representáramos el horizonte
como si juntos
cayéramos en estabilidad
como si fuésemos el mar
con un excitado oleaje
que se mantiene en calma
mientras hacemos más delgada
la línea horizontal que nos separa.
viernes, 11 de noviembre de 2016
Isla
domingo, 20 de marzo de 2016
Musa
En esta historia
no me rompe alguien el corazón;
se lo rompo yo
a la musa
que a mi vida
le devolvió el color.
En esta historia
yo soy la mala
que inunda la luz de tus ojos
con tristeza y lágrimas.
Me ciega el egoísmo
y la avaricia de tu ser,
unas cuantas ilusiones
que, a tu lado,
quiero ver crecer.
Me frustro en ocasiones
queriendo que la musa
tenga mil razones
para morirse de amor
por ésta enamorada
que sueña en las mañanas
darle a su musa
las noches más largas.
Y luego reacciono
y recuerdo que la musa
es musa porque es libre
y va y viene
a su antojo y gana.
Aunque quiera atarla
y a mis brazos amarrarla
la musa me ama
cuando la dejo libre
y desaparecer,
varios días,
de mi cama.
En esta historia,
a mi musa,
casi le corto las alas.
Y aunque la haya lastimado,
le solté la rienda
para amarla en la distancia
y esperar a que su boca
ardiente de dulzura
pronuncien las palabras
que calmen mi locura:
Me quedo entre tus brazos,
porque soy libre a tu lado;
me quedo con tus besos
porque los demás son desiertos;
me quedo en ésta jaula
sin rejas ni puertas
porque no necesitas cadenas
sino estar tú en ella
para amarrar mis caderas.
En esta historia
le recuerdo a la musa
que se puede marchar
cuántas veces quiera,
esconderse detrás de sus barreras
y hacerme esperar
los siglos que requiera:
No temas,
que te puedes desvanecer
en las letras
de otros poetas.
Menos en las de ésta
que encuentra el arte
en tu sonrisa
y se inspira
hasta con tu ausencia.
No temas,
que te puedes apagar
en otra hoguera,
menos en ésta
que solo por ti
se quema.
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Aún estoy.
Tengo la luz encendida,
por si regresas,
sepas que aún estoy;
y si no lo haces,
para que no me ataque
el temor en la oscuridad.
Tuve la osadía
de correrte de mi vida
aunque sigas aquí metido.
Pues, no es lo mismo amarte
mientras te extraño
que extrañarte
mientras te amaba.
Y, ahora,
me envuelvo en sábanas,
no sé si para soñarte
o para huir del mundo
que me recuerdas.
Tengo la luz encendida
para que no llegue la noche,
para no deshacerme en soledad,
para no esperarte llegar.
Quiero tanto que regreses
como quiero que te marches
para siempre.
Pues, el orgullo roto
no te acepta de vuelta.
Y, la esperanza, ciega,
aún te cree perfecto.
No es que no pueda vivir sin ti,
es que cuando estabas
despertaba y sonreía,
caminaba en alegría
y los días se pasaban
como estrella fugaz en el cielo.
Tan perfecto mi mundo,
que no me di cuenta
que el tuyo se desbarataba
en mi cama
mientras compartíamos el alma.
Tengo la luz encendida
porque contrae mis pupilas
y cierra la ventana
a toda la poesía
que está allí escrita
y a ti pertenecía.
Tengo la luz encendida
porque nadie quiere la noche
cuando la descubrió,
en compañía,
como la mejor parte del día.
Tengo la luz encendida
pero, las puertas cerradas,
las persianas bajadas
y las llaves escondidas,
por si regresas,
sepas que aún estoy,
pero que ya no tienes
entrada.