martes, 24 de abril de 2012

Dos mundos sin color


Un mundo oscuro y de perdición.
Unos besos limpios y apasionados.
Unos actos sucios y desvergonzados.
Unos abrazos fuertes y esperanzados.

Así se contradecía tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo, todo era claro y limpio.
En el tuyo, todo era oscuro y sucio.
Mi cama te llenaba de caricias; tú cama me llenaba de dolor.
Pero, ahí, seguía yo.

Un mundo triste y desolado.
Unos besos dulces, acaramelados.
Unos actos vacíos y sin razón.
Unos abrazos  llenos de ilusión.

Así se contradecía tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo había sonrisas y claridad.
En el tuyo, había llanto y destrucción.
Mis manos te tocaban suavemente; tu lengua me traicionaba sin razón.
Pero, ahí, seguía yo.

Un mundo vacío y doloroso.
Unos besos sonrientes y entregados.
Unos actos crueles y despiadados.
Unos abrazos que hacían olvidar el pasado.

Así se contradecía tu mundo cuando estaba en el mío.
En mi mundo había esperanza  y pasión.
En el tuyo, había dolor y desesperación.
Mis sentimientos se llenaban de ti; tú, ni siquiera, te acordabas de mí.
Y, aún así, yo seguí.

Un mundo de engaño y agotado.
Unos besos que ya no me llenaban tanto.
Unos actos sin sueños, sin futuro.
Unos abrazos que ya dejaban colar lo oscuro.

Así empecé a sentir tu mundo cuando estabas en el mío.
En mi mundo ahora había dolor y desesperación.
En el tuyo, no había nada, ni estaba yo.
El cuerpo me dolía de tanta indecisión, tu cuerpo se alejaba y se acercaba sin razón.

Un mundo de mentiras y arrebatos.
Unos besos que me empezaron a dar asco.
Unos actos desatinados y falsos.
Unos abrazos que me ahogaban en llanto.

Así sentía tu mundo cuando estaba en el mío.
Mi mundo se volvió oscuro y sin sabor.
Tu mundo seguía siendo el mismo como si no hubiese estado yo.
Los recuerdos me atormentaban y olvidarte no me dejaban: la tristeza me invadió.

Un mundo de tormentos y recuerdos.
Unos besos ausentes y de color negro.
Unos actos estúpidos y sin control.
Unos abrazos que ya no quería yo.

Así se volvió mi mundo cuando del tuyo salió.
Mi mundo con miedo y desgarrado.
Tu mundo, ¡qué sé yo!
El recuerdo amargo de estar a tu lado, me manchó. Tú mundo le quitó al mío el color.

Presa Perdida.


La figura de un diálogo que nunca se lleva a cabo porque sólo ocurre en mi imaginación.
La insistencia de mi cuerpo en expresarte lo que siento.
La insistencia de mi orgullo en guardar todo por dentro.
Esas ganas que carcomen, que me absorben, no liberan.
Esa nieve que me viste aún cuando me besas.
Ese fuego que hay debajo y que a escondidas me quema.

Las palabras revolotean en mi cabeza como si aves fueran.
Y las mariposas en mi estómago se estrellan.
Los latidos, como siempre, se aceleran.
Esos besos que sin respiración me dejan, me atormentan.
Esas ganas de abrazarte y dejarte que me quieras.
Ese miedo que me frena.

Los encuentros matutinos con tu cara en mi cabeza.
Y la espera a que te salgas por la noche, dormir no me deja.
Recurro a un par de cervezas.
Esas ganas de gritarte que desaparezcas.
Esos brazos que me amarran a la fuerza.
Esa debilidad que me invade cuando me rodeas.

La esperanza de olvidarte se me aleja.
Y los besos a tu cuerpo más me pegan.
No tengo fuerzas, soy tu presa.
Esas ganas de quererte no me dejan.
Esas caricias que me dejan indefensa.
Esa boca que me calla, me perdí en su maleza.

domingo, 22 de abril de 2012

Recuerdos.

Esos días...
En los que solíamos caminar,
tomados de la mano,
por cualquier lugar.

Esas horas...
que solíamos pasar,
comiéndonos a besos,
en mi sofá.

Esas tardes...
En las que solíamos mirar,
el brillo de los árboles
y la gente pasar.

Esas noches...
En las que solíamos hablar,
solamente abrazándonos
y sin despertar.

Esos besos...
Que nos solíamos dar,
sin separar nuestros labios,
sin respirar.

Esas sonrisas...
Que me solías regalar,
iluminando tu rostro,
cegando mi racionalidad.

Esas caricias...
Que nos solíamos dar,
quemando nuestras pieles,
haciéndonos sudar.

Esas letras...
Que nos solíamos escribir,
contando nuestros secretos,
haciéndonos reír.

Esas manos...
Que se solían encontrar,
cuando el contacto visual
se cansaba de tocar.

Esos amaneceres...
En los que solíamos despertar,
tomados de la mano
y envueltos entre las sábanas.

Esos días...
Esos besos...
Esas letras...
Que no vuelven más.

Esas noches...
Esas caricias...
Esos recuerdos...
Que en recuerdos, se quedarán.

Como tú, como yo.


Como una estatua; sin expresiones, sin sentimientos.
Como una roca; fría y dura.
Como la lluvia; que moja y luego enferma.
Como el frío; que toca y quema.

Como una niña; ilusa, ingenua.
Como un juguete; con el juegas.
Como un enfermo; de muerte lenta.
Como yo; quien te ama a ciegas.

Como un reloj; cuento el tiempo que te quedas.
Como el agua; corres y te liberas.
Como una espada; atacas y esperas.
Como una tonta; pido clemencia.

Como un libro; interesante y sin final feliz.
Como mis letras; vacías de ti.
Como la música; que no escucha un sordo.
Como el atardecer; que no ve un ciego.

Como un poeta; sin lápiz, sin letras.
Como un ave; encerrada y en un balcón.
Como una piel; que no siente nada.
Como una sonrisa; que nunca se dibujó.

Como la noche; oscura y sin estrellas.
Como el cáncer; eterno dolor.
Como el amor; sin ser correspondido.
Como una flor; que se marchitó.

Como un horizonte; sin Norte, sin dirección.
Como un barco; sin océano, sin timón.
Como el viento; sin que roce mis mejillas.
Como tú; sin corazón.

Como un amanecer; en diferentes camas.
Como una canción; sin letra, de los dos.
Como una esfera; gira a mí alrededor.
Como un perro fiel; le espero yo.

Como un árbol; sin ti, sin hojas.
Como un perfume; sin tu olor.
Como un papagayo; libre y en otros brazos.
Como una lágrima; me corro yo.

Como el invierno; que azota y clama.
Como la primavera; que no llegó.
Como una historia; en otra cama.
Como una comida; sin sazón.

Como una mariposa; sin colores.
Como un juego; sin diversión.
Como el engaño; que hiere y mata.
Como tú, como yo.

jueves, 19 de abril de 2012

¿Cómo?


Atrapada en la redes de la histeria y tu belleza.
¿Cómo finjo indiferencia si quererte  no me dejas?
Hasta las frases trilladas me parecen perfectas.
Si te miro, todas calzan como piezas.
Las canciones me recuerdan tu presencia.
¿Cómo me acostumbro a tu ausencia si te tengo siempre en mi cabeza?
Busco libros, busco cuentos que me ayuden a decirte lo que siento.
Balbuceo estupideces todo el tiempo.
¿Cómo digo lo que siento si al mirarte quiero un beso?

Desquiciada, con preguntas sin respuestas.
¿Cómo pienso si contigo sólo sueño?
Si en los cuentos de princesas no creía,
Ahora quiero que aparezcan.
Que me llenen la cabeza de apariencias.
¿Cómo te hago mentira para que la realidad no me duela?
Entre más me alejo, a ti más me acerco.
Juego con fuego. No voy a salir ilesa.
¿Cómo me defiendo cuando tu boca me besa?

Ciega, entre palabras de mentiras.
¿Cómo dejo de creerte si me mientes con caricias?
Si la piel me la arrancara y los labios me cortara,
Dejaría de creerte y tu juego se haría trizas.
Moriría la princesa, tu historia sería cenizas.
¿Cómo encuentro la malicia para matar esta fantasía?
Repertorio de manías que me ata a tu apatía.
Nunca pierdo, nunca gano, sólo vivo tus mentiras.
¿Cómo invento otro cuento que me enseñe otros besos?

Si quererte sólo quiero aunque me duela la cabeza.
¿Cómo dejo de extrañarte y te convenzo de que vuelvas?
Si te vas cuando te creo y regresas si me alejas.
Es el juego más perfecto, el tenerme entre tus dedos.
Entre espadas y paredes; sin respuestas.
¿Cómo dejo de quererte y que me quieras con certeza?
Sometida por tus besos y mentiras.
Me pierdo entre las sábanas buscando tus caricias.
¿Cómo pierdo tu reflejo en el espejo si yo misma ni me veo?

martes, 6 de marzo de 2012

Mientras tú, mientras yo.

Sonrisas efímeras que me regalas.
Mientras, te vas con otra a la cama.

Cortos orgasmos que me produces.
Mientras, deseas a quién se te cruce.

Superfluos sentimientos que nacen.
Mientras, te coges a quién te place.

Muñecas de porcelana en tu cama.
Mientras, yo sola mato mis ganas.

Cuerpos sensuales en tus labios.
Mientras, yo anhelo tus brazos.

Sexo perfecto en tu cuerpo.
Mientras, yo muero por dentro.

martes, 28 de febrero de 2012

Obsesión.

Encuentro.
Todo comenzó con un cruce de miradas, dos sonrisas encontradas.
Una tarde, como cualquier otra. Una ciudad, un parque. Una luz resplandeciente. Un verde brillante.
¿Quién es? Me pregunté.
Mi cabeza giró hasta que se perdió de mi vista.
El corazón acelerado, las manos sudando. Invadida por una inquietud, una necesidad:
¿Dónde está? ¿A dónde fue? ¿Dónde le puedo encontrar?
Inmóvil. Fusionada con la grama, a la espera de su regreso.
Se acabó el tiempo.
Se acabó el día, se acabó la luz. Sin sombras, con viento. Me invadió el miedo.
Tomé el camino para llegar a las cuatro paredes que se convertirían en el baúl de mis pensamientos; mientras me preguntaba con nostalgia: ¿A dónde le llevó el viento?
Una cama, un pensamiento: Regresar por la mañana y esperar otro encuentro.

Incansable espera.
Pasaban los días, llegaban las noches.
 Adherida a la grama, sentada… esperaba.
Se estableció mi rutina. Pero, no le veía.
Empecé a dibujarle en las largas esperas. Corriendo como una gacela.
¿Cuándo volverá? Me preguntaba. Mientras bajaban mis lágrimas.
Pensamiento intrusivo y recurrente: Mis labios en sus dientes.
Le hubiese seguido, sabría a dónde había ido.
Mis cuatro paredes, mis noches solteras.
Sus dibujos en el techo corriendo hacia mi lecho.

Regreso.
Estricta rutina. Esperanza perdida.
La luz resplandeciente, el verde brillante.
Regresa todo, menos su cabello agitándose con el aire.
¡Espera, allí está!
La misma mirada, la misma sonrisa.
El mismo sudor, el mismo temblor: Volvió
Son sólo segundos y ya vivo yo.
Se pierde de mi vista.
Espera y espera. Más nunca regresa.
¿Adónde va que no toma el camino de vuelta?
Un terror: ¿Volverás mañana, amor?
Y, para mi sorpresa, todas las mañanas regresa.
Pero, sin camino de vuelta.

Asedio.
Un par de segundos dejan de ser suficientes.
¿Adónde va? ¿Por qué no regresa?
Los días, las noches… La eterna espera.
¿Y, si esta vez le sigo y a su lado me lleva?
Llega la mañana, llega su presencia.
Me voy detrás de sus huellas.
Ya sé dónde vive. Ya sé dónde reza.
Ahora estoy a su lado, sin que se dé cuenta.
Estricta rutina. Relación estrecha.
El fin del día llega. La noche, es para soñarle, entera.

Desesperación.
Tanto tiempo.
Seguirle de lejos me cansa, ya no me llena.
Si una palabra cruzar tan sólo pudiera.
Por más que lo intento, no puedo.
Hola, ¿cómo estás? Son palabras que de mi boca nunca saldrán.
Me desespera. No puedo actuar.
Me invade la ansiedad, no duermo.
En las noches, ya no le sueño.
¿Qué hago, cómo le tengo?
Siempre se aleja aunque yo no le dejo.
Tras sus pasos, todo el tiempo, en un agujero negro me pierdo.
Sudo, lloro, corto mis venas.
¿Por qué no me nota y conmigo se queda?
Mañana, sólo le voy a esperar. Si no regresa, no le seguiré más.
Si regresa, para mí  será.

Segundo encuentro.
Mañana radiante, sol resplandeciente.
La misma sonrisa en juego perfecto con tanto verde.
Los mismos segundos, la misma emoción.
Se aleja, me invade la desesperación:
¿Será que regresa hoy?
Dibujo sus besos, dibujo su olor.
Dibujo una despedida, mientras le espero yo.
¡¿Es real lo que veo?!
Esta noche regresó.
¡Espera! Grito.
No volteó.
Impulso: Una roca en su cabeza le detiene con destreza.
Se derrumba en la grama, no endereza.
Le di un beso de amor.
La policía llegó.

Final.
Mis cuatro paredes fueron sustituidas.
El baúl de mis pensamientos cambió.
Esta vez no hay ventanas, sólo rejas.
De ladrillos con su imagen se llena mi imaginación.
En su beso sólo pienso.
Al final, conmigo se quedó.

Bajo Cero.

Unos ojos tan oscuros y fríos como un lago hecho hielo en un invierno implacable.
Una mirada que parecía agrietarse con lo duro de su expresión.
Tan lejos. Pero, tan cerca, que me congelaba el cuerpo.

Unos labios blancos como nieve. Duros, que queman.
Una boca tan fría que duerme mis sentidos cuando me besa.
Un gélido aliento que me eriza los vellos y me penetra el cuerpo.

Unos brazos como hielo que cortan la piel.
Con abrazos que causan hipotermia profunda, al borde de una muerte cerebral.
Me congela la sangre. Me provoca amnesia, irracionalidad.

Unas caricias que desaceleran el pensamiento. Duelen e inmovilizan.
Unos besos que aceleran el ritmo cardíaco dejando los labios de color azulado.
Como si cayera  en un mar de hielo: Tiemblo; tras un orgasmo bajo cero.

sábado, 25 de febrero de 2012

¿Espejo?


Atrapada en un fascinante misterio.
En un mundo de sensaciones desconocidas
pero, un mundo de sensaciones incontrolables.
Un cosquilleo atemorizante y excitante.
En medio de dos voces: Sigue y Esto está mal.
Voces que escuchaba como susurros.
Susurros que no tenían poder sobre su cuerpo.
Sentía que se movía en cámara lenta pues,
el peso de sus emociones no le permitía dar más.
Cada gesto, proveniente de su semejante,
era una ráfaga de fuego que recorría su cuerpo.
Esa inquietante y adormecedora incertidumbre:
¿Dará un paso más?
Ése irrefrenable deseo de provocar el siguiente paso:
Un movimiento clave y, tal vez, de un paso más.
Una extraña atracción tan, aparentemente, mutua.
Cargada de culpa y deseo.
De quiero pero, no debo.
Con la conciencia a explotar por tanto pecado.
Y con el cuerpo húmedo de tanto deseo:
Dos manos se encontraron para recorrer dos cuerpos,
tan iguales entre sí, que parecían estar frente a un espejo.

lunes, 20 de febrero de 2012

Por ti muero.


Si no estás a mi lado,
¿dónde piensas estar?
Pregunté.

No son tus caricias
lo quiero ya.
Escuché.

¿Acaso crees que me puedes dejar?
Si en tus huellas he de caminar.
No regreses, no me vas a encontrar.
Estoy sola, no te pienso esperar.

No me esperes, no regresaré.
Otros brazos solitarios encontré.
En otros labios sin besos te olvidé.
No me busques, no te atenderé.

No te vayas de mi lado.
Supliqué.

No me insistas.
No me quedaré…

¿Cuándo fue?
Pregunté.
Que esos silencios te llenaron
y tu ausencia me robaron,
¿cuándo fue?

¿Cuándo fue?
Pregunté.
Que esos ojos te lloraron
y tu frío me quitaron,
¿cuándo fue?

¡Cuándo fue!
Escuché.
¡Cuándo fue que me besaste, sin pensar en su piel!
¿Cuándo fue que le besaste, sin pensar en mi hiel?
¡¿Cuándo fue?!

¡Cuándo fue!
Escuché.
¡Cuándo fue que me buscaste esperando encontrarle, también!
¡Cuándo fue que me abrazaste y añoraste su ser!
¡¿Cuándo fue?!

No es así.
Objeté.
Son tus brazos, como espinas, los que quiero mantener.
Son sus besos, como miel, que me hacen recaer.

No te vayas…
Supliqué.
No me dejes en sus brazos que me quieren proteger.
No me dejes con sus besos que me queman esta piel.

No insistas…
No me quedaré.
Si sus brazos te conmueven
y sus besos te envenenan,
mi silencio ya te estorba,
mi tristeza no te llena.

No lo pidas…
No regresaré.
Si el deseo te ha tocado,
el amor te ha engañado
y en sus redes te ha atrapado
¡ya nada puedo hacer!

No me dejes…
Supliqué.

No te vayas, Soledad.
Que al amor le tengo miedo
Si me deja, a ti vuelvo.
Y, si vuelvo…
Por ti muero.


Donde te busco, te encuentro.

Busqué una imagen para inspirarme,
pero, no te miré.
Busqué un sonido para envolverme,
pero, no te escuché.
Busqué encerrarme entre tus pensamientos,
pero, no te encontré.
¿Qué es lo que busco y no encuentro?
¿Acaso, un amor de papel?

Busqué un respiro para vivirme,
pero, no respiré.
Busqué un baile para divertirme,
pero, nunca bailé.
Busqué un encuentro para olvidarte,
pero, no te olvidé.
¿Qué es lo que hago y no he hecho?
¿Acaso, me sueño ser?

Busqué palabras en mi eco,
pero, yo nunca hablé.
Busqué aventuras en mis sueños,
pero, nunca soñé.
Busqué historias en mis hojas,
pero, nunca las redacté.
¿Qué es lo que quiero y no tengo?
¿Acaso, he perdido la fe?

Busqué dibujos en las nubes,
pero, ya era de noche.
Busqué estrellas en el cielo,
pero, era de día.
Busqué una puerta hacia ti,
pero, nunca la abrí.
¿Qué es lo intento y no puedo?
¿Acaso, me busco en ti?

Busqué luces
pero, estaba a oscuras.
Busqué aire,
en lo profundo del mar.
Busqué tanto
sin nada encontrar.
¿Dónde te busco y te encuentro?
¿Acaso, no existes ya?

Busqué risas en llanto.
Busqué amor en papel.
Busqué calor en un charco.
Y no lo encontré.

Busqué altos en bajos.
Busqué todo en la nada.
Busqué mi piel en tu cama
Y era allí donde estaba.

Busqué a todos en uno.
Busqué besos sin labios.
Busqué dulce en salado.
Y, aún, no te he encontrado.

Y es que tanto te he buscado que no sé,
¿qué es lo que busco y no encuentro?
¿Qué es lo que hago y no he hecho?
¿Qué es lo que quiero y no tengo?
¿Qué es lo que intento y no puedo?

Y es que tanto me he preguntado que
¿Dónde te busco y te encuentro?
Que, es ahora que sé que
Donde te busco, te encuentro…
Eso, lo sé.

lunes, 13 de febrero de 2012

Nice memory from my ex


“Te conocí entre sorpresas;
entre preguntas y respuestas;
entre un tiempo que nunca se me olvidó.
Te conocí entre una mirada,
entre todas las palabras
que encontraba mi razón.
Y, ahora, tengo entre mis manos
este tiempo perfecto que nunca ha acabado
y que me dio más de una razón;
porque fuiste ése alto en mi vida;
eres ése perfecto en mi sonrisa;
eres la respuesta a la felicidad
que siento en mi interior.”
K.

viernes, 10 de febrero de 2012

Obseso amor

¡Ah, vuela! la abuela. Sin máscara, ni capa.
¡Ah, vuelo! abuelo. Sin alas, sin motor.
¡Ah, rima! Le arrima, lejos, en un rincón.
¡Ah, ora! Ahora, ¿dónde le encuentro yo?

¡Oh, yo! Oyó el silencio, el sordo.
¡Oh, beso! Obeso, besa flor.
¡Oh, pío! Opio adormecedor.
¡Oh, caso! Ocaso; se va el sol.

¡Eh, vano! Ébano negro, tus ojos.
¡Eh, leva! Eleva el cuerpo anclado.
¡Eh, risa! Eriza con su caricia.
¡Eh, suma! Exhuma dolor.

¡Ah, Libia! Alivia y calma.
¡Oh, culto! Oculto Dios.
¡Eh, lejía! Elegía de defunción.
¡Ah, sola! Asola mi corazón.

¡Oh, seso! Obseso amor.
¡Eh, maná! Emana adiós.
¡Ah, buza! Abusa y mata.
¡Oh, vida! ¡Olvídalo!

jueves, 9 de febrero de 2012

En los brazos de un foráneo.

Más que definir tu figura, quise definirte a ti.
Absorta en una cadena de pensamientos que, en vez de traer respuestas, sólo traían preguntas noté, que es todo eso que desconozco, lo que más amo de ti.
Ése intrigante ser, que se esconde tras un silencio ensordecedor.
Esa figura perfecta, sin pasado, sin presente, sin futuro.
Esa imagen sin expresión, sin gestos, sin detalles.
Unos brazos que se limitan a dar calor corporal sin transmitir su esencia. Pero que, ante la fragilidad que me envuelve bajo su cobijo, me hacen olvidar que soy sólo otro cuerpo, para hacerme sentir un ser único y especial.
No es, sino hasta que la anestesia de tu presencia se esfuma, que siento ése vacío y ése dolor que acompaña a tu ausencia.
Ni lo superficial de tus caricias puede ser llenado con las caricias apasionadas que hay en alguien más. Ni la indiferencia de tus besos, que estremecen mi cuerpo, puede ser sustituida por besos desbordados de deseo.
No es más que verte, para dolerte; no es más que pensarte, para extrañarte; no es más que ser tuya, un par de veces, para olvidar que, alguna vez, fui de mí.

viernes, 3 de febrero de 2012

La Estalactita.

Me preguntaba cómo sobrevivir a su indiferencia cuando mi lado más sincero y sensible se rebosaba en su presencia.
Me preguntaba cómo normalizar mis latidos cada vez que se percolaba en mis pensamientos aún siendo el líquido más denso.
Se asomaba en todos los lugares de mis sueños modificando el curso de mis deseos y despertaba preguntándome cómo cambiarlos por hechos.
Los días se hacían interminables ante la espera de una seña mientras yo ideaba preguntas que pudieran obtener una respuesta.
Me preguntaba cómo respirar cuando sus gestos parecían estalactitas dirigiéndose hacia mi cuerpo tras recorrer kilómetros desde el cielo.
Me preguntaba cómo poder sacarle de mi cabeza cuando parecía una mente en su trono moviéndome como una pieza.
Sus sonrisas, siempre tan efímeras, se transformaban, rápidamente, en lo único que yo recibía: una cara inexpresiva, incapaz de decirme que me quería.
Me fui ahogando en cada gota de sentimientos mientras se dedicaba a matar otros cuerpos.
Me pregunto por qué aún no me ha ahogado en la oscuridad de su desprecio, por qué me mantiene en una parte de su cerebro, lejos de cualquier sentimiento.
Debajo de millones de estalactitas de indiferencia, a la espera de una muerte certera.

martes, 17 de enero de 2012

Mi cadena de BlackBerry Messenger.

¡Qué emocionante! Soy nueva usando Blackberry y escribo esta cadena para solicitar todas aquellas otras cadenas que me van a ayudar a que mi batería dure más, a tener más íconos, a encontrar novio y a vivir 100 años.

Bueno, debo admitir que no soy tan nueva usando BlackBerry; hace tiempo tuve uno y como no envié una cadena de la buena suerte, me lo robaron. Sí, fue un horrible atraco. Lo dejé sobre una mesa cargando y se lo llevaron. Creí que perdería la vida, así que necesito urgente una cadena de la buena suerte para reenviarla y que no me vayan a robar éste. No vayan a pensar que me lo robaron por descuidada y dejarlo sólo en una mesa, con cargador, accesorios y factura... ¡NO!

Pero, eso no es nada. También necesito —URGENTE— una cadena para volver a besar. Sí, tampoco envié una cadena del día mundial del beso y tengo 7 años sin besar. No, no tiene NADA QUE VER con mi mal aliento y mis tres dientes negros. Para nada.

Nunca envié la cadena la del amor, NO DEJEN DE ENVIARLA ustedes, tal vez, si yo la vuelvo a enviar, el amor regrese a mi vida. Sí, al no difundir esa cadena, se esfumó el amor... Y, para los que me conocen, que saben que YO SOY una romántica empedernida, ésa ha sido una de las peores tragedias de mi vida. Ya ni siquiera tengo sexo.

Además de todas estas terribles desgracias, la realmente peor de todas, fue una cadena que difundió Michael Jackson. Jurando que: quién no reenviara la cadena, ¡se volvería negro! Y, sí... Yo no la reenvié y ahora... ¡SOY NEGRA! Por más que he lavado mi cabello con agüita de manzanilla para aclararlo (NO, POR SUPUESTO que NO es tinte) y aunque se ve más rubiecito... ¡Yo soy negra, ahora!

Para los que me conocieron hace unos tres años, recuerdan que era delgada... También dejé de enviar una cadena de la belleza que llegó a mí, escrita por Carola —la de Carola Studios— y me volví gorda. Claro, eso no tiene nada que ver con que me guste cocinar y estar comiendo cada cinco minutos, no. Fue por no difundir la cadena de la belleza.

De todo corazón les recomiendo que nunca, NUNCA, dejen de reenviar todas esas cadenas de la buena suerte, de los besos, del amor, de los espantos, de la batería... Porque todo, TODO eso es VERDAD.

Este es mi relato, vivido por mí, sufrido por mí.
Este es mi legado para todos aquellos usuarios de Blackberry.

Esas cadenas son TAN CIERTAS, que una vez me llegó una que decía que, si no la enviaba, mi BlackBerry se convertiría en NOKIA y... ¡BOOM! Se convirtió es MOTOROLA.

Además, a mi me ENCANTA recibir cadenas... Lo más emocionante de tener un BlackBerry es cuando escuchas tú escogido sonido característico de "nuevo mensaje de BBM" y te encuentras con la sorpresa de que ¡ES UNA CADENA! Yo sé que ustedes lo han experimentado también; el corazón se acelera, las manos sudan y abres el mensaje saltando y gritando frenéticamente de la alegría. "¡Una cadena, una cadena!"

Es aún más emocionante que las cadenas de nuestro Presidente... Por las cuáles también grito y salto frenéticamente de emoción... Sobre todo cuando estoy viendo / escuchando alguno de mis programas favoritos.

En fin... Disculpen la cadena, era sólo para actualizar contactos. ¡Adiós! 

Se despide amorosamente:
La futura esposa de Jack Sparrow:
Jackie "Chan" de Sparrow.

Mejor conocida en los bajos fondos como Hilmar Báez... Y, por bajos fondos, me refiero a mi tamaño. Lo cual también es culpa de una cadena que recibí cuando era niña y NO, no tiene nada que ver con genética... ¡Por culpa de esa cadena, dejé de crecer!