lunes, 20 de febrero de 2012

Por ti muero.


Si no estás a mi lado,
¿dónde piensas estar?
Pregunté.

No son tus caricias
lo quiero ya.
Escuché.

¿Acaso crees que me puedes dejar?
Si en tus huellas he de caminar.
No regreses, no me vas a encontrar.
Estoy sola, no te pienso esperar.

No me esperes, no regresaré.
Otros brazos solitarios encontré.
En otros labios sin besos te olvidé.
No me busques, no te atenderé.

No te vayas de mi lado.
Supliqué.

No me insistas.
No me quedaré…

¿Cuándo fue?
Pregunté.
Que esos silencios te llenaron
y tu ausencia me robaron,
¿cuándo fue?

¿Cuándo fue?
Pregunté.
Que esos ojos te lloraron
y tu frío me quitaron,
¿cuándo fue?

¡Cuándo fue!
Escuché.
¡Cuándo fue que me besaste, sin pensar en su piel!
¿Cuándo fue que le besaste, sin pensar en mi hiel?
¡¿Cuándo fue?!

¡Cuándo fue!
Escuché.
¡Cuándo fue que me buscaste esperando encontrarle, también!
¡Cuándo fue que me abrazaste y añoraste su ser!
¡¿Cuándo fue?!

No es así.
Objeté.
Son tus brazos, como espinas, los que quiero mantener.
Son sus besos, como miel, que me hacen recaer.

No te vayas…
Supliqué.
No me dejes en sus brazos que me quieren proteger.
No me dejes con sus besos que me queman esta piel.

No insistas…
No me quedaré.
Si sus brazos te conmueven
y sus besos te envenenan,
mi silencio ya te estorba,
mi tristeza no te llena.

No lo pidas…
No regresaré.
Si el deseo te ha tocado,
el amor te ha engañado
y en sus redes te ha atrapado
¡ya nada puedo hacer!

No me dejes…
Supliqué.

No te vayas, Soledad.
Que al amor le tengo miedo
Si me deja, a ti vuelvo.
Y, si vuelvo…
Por ti muero.


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