martes, 17 de enero de 2012

En la ausencia de tus labios.

En la ausencia de tus labios, me escondí entre mil paredes. Descarté los horizontes, le di la vuelta a mi brújula para no tener el mismo Norte, me cambié el nombre.
En la ausencia de tus labios, descubrí otros diferentes. Unos labios rosa, gruesos, con una sonrisa sexy; que sólo remarcaban el dolor de la ausencia de tus labios tan hirientes.
En la ausencia de tus labios, cambié mis planes, mi presente. Me senté en una cantina y te lloré incansablemente.
En la ausencia de tus labios, hice de mi sonrisa una mueca doliente. Me pinté con un rojo sangre, ferviente, para besar servilletas y billetes.
En la ausencia de tus labios, convertí a los hombres en mis clientes. Me vendía de doce a siete y me drogaba para sentirte, aún cuando nunca estuviste presente.
En la ausencia de tus labios, la vida me dio un golpe de suerte. Entre clientes e indigentes, encontré cómo olvidarte lentamente. Una muerte segura, que llegaría eventualmente, una enfermedad sin cura aparente.
En la ausencia de tus labios, el SIDA te fue sacando poco a poco de mi mente. Ahora, sólo espero a que llegue el día en que te olvide, completamente. 

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